La banda alcarreña regresaba a la capital hispalense para presentar algunas de sus nuevas canciones y repasar su ya dilatada trayectoria de más de dos décadas. Un concierto entre la nostalgia y la emotividad, en una noche de perros. Esta es nuestra crónica de Despistaos en Sevilla.
La lluvia en Sevilla…
El día no acompañaba, para qué nos vamos a engañar. Cierto es que al llegar a la Sala Custom, mítico templo musical de Sevilla, la lluvia había dado un respiro, quizá el primero en toda la jornada. Poco importaba para lo que iba a ocurrir dentro, donde Despistaos iban a abrigarnos el corazón a base de canciones que, como pudimos comprobar, forman parte ya de la vida de muchas personas.
Poco a poco la sala se fue llenando, aunque quedó bastante lejos del aforo completo. El grupo saltó a escena con Mi Mejor Momento, un tema perfecto para abrir fuego, y bastante coreado por el público. Casi tanto como el siguiente, Estrella, un guiño para los fans de la «era clásica» de Despistaos. Sin presentaciones, sin pausas, Como Antes y Nada de Nada terminaban por meter en el concierto a los pocos que todavía estaban en la barra, pidiendo algo de beber.
Me llamó mucho la atención esa forma de lanzar las canciones al público durante el primer tercio del concierto, sin parones de ningún tipo. Los temas se iban engarzando y en apenas media hora ya habíamos escuchado ocho de sus grandes éxitos. Despistaos saben perfectamente lo que su público espera de ellos, y temas como Ruido o Lo Que Hemos Vivido no podían faltar. Engrasados como si llevaran más de dos décadas tocando juntos (porque esa es la realidad), el aporte de su «nuevo» bajista, Álex Hernán, le da todavía más empaque al grupo con su presencia en el escenario.
Estamos aquí, y eso es lo que importa
Se da algo curioso en los conciertos de Despistaos, y es que es imposible no tirar de nostalgia cuando el grupo que ha puesto banda sonora a buena parte de tu juventud toca temas como Cada Dos Minutos, Cuando Lloras o Gracias. Esa sensación de cualquier tiempo pasado fue mejor, porque éramos más jóvenes, conecta de una manera inverosímil con la propuesta actual del grupo, centrada en el «aquí y ahora». Somos más viejos, tenemos más heridas… pero siempre hay alguna buena razón para celebrar la vida.
Despitaos repasó toda su carrera con temas de todos sus discos, que ya son unos cuantos a estas alturas. Incluyeron también temas nuevos como Nunca La Primera o su próximo single, que todavía no ha visto la luz, pero que han decidido tocar en directo en esta gira. Hubo momentos de risas, con la «colaboración» de su backliner Piter, coreado por el público, y también muy emotivos, como cuando Krespo se quedó solo en el escenario para cantar Un Beso y Nada Más antes de los bises.
Sorprende también que Despistaos eligiera un medley de su primer disco, con canciones como Evohé o Ponme de Beber, mucho más festivas y alocadas, antes de terminar con sus dos grandes clásicos. Gracias sonó preciosa, con todo el mundo cantando el estribillo y abrazándose a la persona que tenía al lado. Y por supuesto, el punto y final no podía ser otro que Física o Química, el tema más popular del grupo. ¿El mejor? Ni mucho menos. Pero ellos mismos han abrazado ese hit que les ha permitido llegar a un público más masivo, y que sirve como carta de presentación para un grupo que es, de lejos, mucho más que un tema que sale en una serie de adolescentes.
Conclusiones de la crónica de Despistaos en Sevilla
Despistaos demostraron en Sevilla que siguen más enteros que nunca, con la ilusión renovada y con ganas de seguir haciendo grandes canciones para presentarlas en directo. Con un directo muy bien estructurado, repasaron toda su discografía (aunque me faltasen temas como Es Importante o Migas de Pan), el grupo calentó el corazón de los presentes y nos ofreció casi dos horas de diversión, emoción y sobre todo, pasión por la música.
Si te ha gustado esta crónica de Despistaos en Sevilla puedes echarle un vistazo también a nuestra reseña de Here Be Dragons de Avantasia, o disfrutar de nuestra entrevista en exclusiva a Reincidentes.