Crónica de Silverwave + Nukore + Unrecht en la sala Wurlitzer Ballroom de Madrid.

LAS TRES CABEZAS DE CERBERO

El demonio también tiene su corazoncito. Un órgano pequeño, deforme y negruzco que, sin embargo, entre sus más recónditas cavidades, conserva cierta dulzura y generosidad que heredó de cuando fue el ángel más mimado del paraíso. Por este motivo, si las oscuras vísceras de Lucifer deciden hacernos un regalo, solo nos queda aceptarlo, agradecerlo y disfrutarlo al máximo porque, como os podéis imaginar, no suele ser habitual. Sí, el pasado sábado 8 de julio, en uno de sus templos madrileños favoritos, la sala Wurlitzer Ballroom, el príncipe de las tinieblas tuvo el emotivo detalle de dejarnos jugar con su amada mascota. Hablo de Cerbero, el fiero can que custodia las puertas del infierno. Aquel que, con sus diabólicos ladridos, consigue acallar los histéricos gritos de las almas en pena que vagan por el inframundo. Ese mitológico y monstruoso perro de tres cabezas que, para esta ocasión, fueron tres duros cráneos con sus tres retorcidos cerebros: Silverwave, Nukore y Unrecht.

Con algo de retraso respecto a la hora prevista, Silverwave irrumpía con fuerza en el escenario de la Wurlitzer y, tal que una ametralladora, sonaban canciones como “Surgery”, “Better place”, “Courage” o “Destroy”. Me encantó la actitud hardcorera de Aliaga, un magnífico bajista que, además, replica rapeando algunas veces a la voz principal. De esta manera, la primera cabeza de Cerbero de la noche mostraba un genuino metalcore que hacía las delicias de los presentes. Después, presentaron a Garijo, un músico amigo de la banda que cantó con ellos el “My Own Summer” de “Deftones”. La concurrencia que iba llenando la sala se animaba y continuaron interpretando “One”, un tema de comienzo grunge que se va transformando. Tras la poderosa “Rebellion” y la de aire más punk “Invincible”, Garijo volvió a subir, esta vez también con la guitarra, para ofrecernos otra gran versión: “Territory” de “Sepultura”. La parte final del concierto fue la mejor gracias, entre muchas cosas, al alucinante riff de “No Where” y al sublime cambio de voz en “Justice” protagonizados por Sartas, voz y guitarra de este power trío que terminaba una gran actuación con la cañera “Stopwar” en la que Dante, a la batería, mostró toda su variedad y potencia.

Foto de Silverwave en concierto hecha por @manuelgrandefernandez

Silverwave, en la actualidad, está grabando su segundo trabajo que dará continuidad a su EP homónimo de 2019. Este nuevo álbum se publicará en octubre y promete mucho porque, sin duda, forman un proyecto muy a tener en cuenta.

Pasadas las 22:30 horas, asomaba la segunda cabeza de Cerbero: Nukore. Este impresionante cuarteto procedente de un País Vasco que siempre ha estado un escalón por encima del resto en el punk y, ahora, en su evolución al hardcore, demostraba su origen enloqueciéndonos con una bestial contundencia instrumental y una meteórica fuerza vocal. Sí, los peores hijos, las ovejas más negras del metal, del punk y del rap se han juntado en un cruel reformatorio llamado Nukore. Una palabra que expresa un rotundo no en idioma maorí y que podría ser la base de su rebeldía, de su reivindicación y de su revolución. Así, estos vitorianos iban derrochando con pasión, sobre todo, las canciones del sublime y muy recomendable quinto y último álbum, “Getting lost”, como “Revolving door”, “Seed of Pain” o “Shame on the dog”. Debido a que el público no conseguía salir del estupor generado por el metal rapcore de estos dignos custodios de las puertas del infierno, Aitor Asso, el líder de la banda que fue una de las grandes sensaciones de la velada y un claro ejemplo de cómo debe ser un vocalista de este estilo, provocaba al respetable para que, al menos, bailaran una conga cuando empezó a sonar una endemoniada “Your home is a Mess” de su penúltimo trabajo “One minute silence”. Entonces, arrancó callejera la canción “Amazombies” y con cierto grado de himno su “Pharmafia” antes de que Ander Martínez-Olaskoaga nos volviera a sorprender gracias a otro original guitarreo en “The one”. El siempre progresivo bajo de Álvaro Foronda destacaba en “Black Friday” y, luego, nos envolvieron con el misticismo de “The cage” en la que Rafa Bataglia nos ofreció un enorme surtido de ritmos a la batería.

Foto de Nukore en concierto hecha por @manuelgrandefernandez

Los tres últimos temas: “My real enemy” de su tercer álbum, la antigua “Praise the Ape” y “Be honesto” del último trabajo, fueron tan demoledores que este reportero no tomó ninguna nota porque se unió al caótico pogo del público que, por supuesto, fue la mejor coreografía para la violenta solidez sónica de Nukore.

Este regalo de Lucifer cobró una especial relevancia cuando apareció la tercera cabeza de Cerbero: Unrecht. Resulta que esta estupenda banda madrileña tuvo a bien ofrecernos una detallada visita guiada por los más oscuros rincones del inframundo. Para ello, hicieron un despliegue enorme de todos los efectos especiales y artificios posibles: columnas de pirotecnia, confeti, serpentinas, luces y mucho humo. Todo esto, junto a una cuidada imagen en la que iban vestidos con el mismo mono negro y una máscara plateada que cubría ojos y nariz, recreó el ambiente lúgubre y tétrico perfecto para desplegar un curtido Black y Death Metal con ramalazos electrónicos que nos cautivó. Unrecht es una banda joven y talentosa que sorprendió por la gran cantidad de seguidores que tiene. De este modo, arropados, aplaudidos y vitoreados de principio a fin, comenzaban su concierto con el tema homónimo a la banda y, tras él, brilló el suspense de “Atron”, tuvimos una particular misa negra con “Unlock” y nos sumergimos en la profundidad de “Vultur”. Después, pudimos disfrutar, en mi opinión, de una de las mejores canciones que se interpretó esa noche: “History”. Un corte de partes intensas y excelsas transiciones que nos partió el alma gracias a la desarrollada “death growl” de Unname, el vocalista del grupo, y de los arreglos de Helm a la guitarra.

Foto de Unrecht en concierto hecha por @manuelgrandefernandez

Unrecht se vino arriba e interactuaban con sus entregados fans al tocar “Taurus” y Grajo, el bajista, interpretó “Never” junto a ellos subido a la barra del bar al otro extremo del escenario. Se intuía un gran final para esta visita al infierno guiada por la tercera cabeza de Cerbero y así fue. Sonó espectacular la cover “Du hast” de Rammstein, se armó un descomunal pogo con el tema “Terror” y nos entusiasmó la versión metalera “W.A.N.O.” (we are number one) de la popular serie infantil Lazy Town donde Der Trik, el flamante subcampeón del duelo de baterías de la sala Venom en Coslada, echaba el resto a los tambores y platos a base de endiablados porrazos muy poco apropiados, hablando de lo infantil, para su tierna edad de catorce añitos. Sí, cómo veis, hasta que se convierten en las bestias que vemos encima del escenario, Satanás protege y cuida a sus cachorritos rockeros. Los acaricia, los amamanta y los educa porque, sin ninguna duda, el demonio también tiene su corazoncito.

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