Polémica
Cuando un grupo tiene éxito en un género musical en concreto pueden pasar principalmente dos cosas: que el grupo prosiga su evolución musical en dicho género, o como mucho mezclando ese género musical con otras influencias; o que, tras un tiempo, el grupo busque sonidos y sensaciones nuevas, que incluso cambien drásticamente todo.
Cuando ocurre lo segundo, la polémica está servida. Y es comprensible, yo también echo de menos el estilo rockero, esa media melena y ese tipo de bigote tan típico de Kings of Leon. No te avergüences, yo también lloré cuando Korn abandonó el nü metal. Aún recuerdo el I Bet You Look Good On The Dancefloor de ese Arctic Monkeys tan punk y distinto del actual. ¿Fui el único al que le impactó que Metallica se cambiara al groove metal?
En este caso vamos a hablar de Perdida, el nuevo álbum de Stone Temple Pilots. STP es un grupo estadounidense nacido en el seno del grunge, San Diego en los 90’. Su primer y más conocido Core, fue un grito de rebelión al tono del grunge. Canciones como Creep con riffs cargados pero a la vez armónicos, esa voz ronca de Scott Weiland que encaja a la perfección con la canción; canciones psicodélicas -elemento casi típico del grunge- como Plush donde el bajo es tan potente que nos cuesta ubicar la guitarra, con ritmos tan cargados y pegadizos, y esas letras que muestran la miseria humana. Se puede decir que el grupo nació para esa mezcla tan pegadiza de metal y blues que es el grunge.
Aunque ya habían coqueteado antes con el rock alternativo, no fue hasta 1996, con su tercer disco Tiny Music…Songs from the Vatican Gift Shop, cuando este género caló en el grupo. Cuando escuchamos el disco tenemos la impresión de estar escuchando a Red Hot Chili Peppers o a Foo Fighters. Si nos fijamos en Big Bang Baby vemos a unos hermanos DeLeo más suaves de lo normal, a un Kertz tocando la batería con menos rabia de lo habitual, a Weiland con una voz demasiado tranquila. A estos toques de rock alternativo se suma la psicodélica que podemos palpar en su multicolor videoclip.
No sabemos si los problemas con la ley de Weiland en el 99’ tuvieron o no algo que ver, pero su cuarto álbum titulado Nº4 es un intento de volver a su pasado, de acercarse a himnos marginales como fue el Vasoline. Mezcla el hard rock con el heavy metal y el rock psicodélico, resultando una receta única de grunge. Si recordáis el extravagante video de Sour Girl entenderéis lo que digo. Mientras el resto de miembros de la banda se citan con terroríficos muñecos gigantes, Weiland nos cuenta una triste visión del amor, y todo esto a un ritmo lúgubre cargado de elementos sesenteros, guitarras distorsionadas, bajos profundos…
A partir de Shangri y los dos discos homónimos del grupo de 2010 y 2018, el grupo define claramente su nuevo sonido. Se decantan finalmente por el hard rock, el rock psicodélico y el post-grunge. No todos los fans quedaron contentos con este cambio, sobre todo los más antiguos, que esperaban encontrar en STP un portador de la antorcha del grunge. El sonido más sencillo, las guitarras más limpias, la batería menos pesada, pero aún manteniendo las letras apáticas sobre la sociedad, la marginación, etc., en cambio, convenció al público mayoritario.
Perdida
Tras la pérdida de Weiland y de Chester Benington, los hermanos DeLeo y su compañero Kertz, encontraron en Jeff Gutt su nueva voz. El álbum Perdida marca una ruptura con el pasado por parte de la banda, un sonido nuevo emana del grupo: una mezcla de soft rock y folk con algunos elementos alternativos.
El LP comienza con Fare Thee Well, una canción de desamor que mezcla el pop con unos armónicos riffs de guitarra mientras un coro angelical acompaña a Gutt. La letra, que habla de la tristeza de perder a tu amor, puede estremecerte al igual que los arpegios de Three Wishes. Hasta el bajo se vuelve acústico en esta canción, junto con una percusión manual que sustituye la batería, haciendo de esta canción toda una exhibición. Nos sorprende con un solo de guitarra eléctrica, distorsionado a la par que fino para acompañar a la música.
Sigue la canción que da nombre al álbum con una rasgada guitarra clásica que conduce a la voz de Gutt. La canción comienza con tan solo la guitarra, a la que se van añadiendo distintos arreglos que dan un toque entre de ultramar y flamenco. El bajo y la percusión le añaden cierto dramatismo que se une al tema: una relación difícil de amor, el tener y perder a esa persona.
En I Didn’t Know the Time aparecen de la nada un piano y una flauta que intentan llenar el trasfondo de la canción mientras la voz va bailando con las cuerdas de la guitarra. Vemos una vez más el recurso de los instrumentos acústicos para darle una aroma más delicado a las canciones. La propia portada del disco nos trasporta con esta canción a una melancólica despedida entre amados. Vemos un viejo árbol seco, casi tocando el suelo, solo en mitad de un campo de hierba baja, recubierto por la niebla.
La misma imagen, en cambio, nos sirve en Years para llevarnos a los recuerdos del blues de los años 40’. Aunque la temática sea la misma -esa persona amada que se ha marchado-, y los instrumentos también, el sonido es totalmente distinto, evocando a esas notas de blues, y es aquí cuando nos percatamos del marxófono que hay de fondo. No todo iba a ser lágrimas y lamentos. She’s My Queen nos muestra que el fondo a veces puede ser figura. Combina una amplia variedad de instrumentos que elevan la letra mientras nos cuenta que “ella es una melodía”. La mezcla del marxófono con un djembé -u otro instrumento de percusión con un tono similar-, las distintas guitarras -acústica y eléctrica- y la flauta nos reconforta después de los mazazos anteriores.
Miles Away nos golpea el tímpano con un violín que potencia los punteos con la guitarra. El estribillo pasa a un vals marcado por una pandereta que nos invita a bailar como si de una gran balada de rock se tratara. “Porque está lejos” pero aún así su letra nos toca. Sobre todo gracias al protagonista de la canción: el violín, que nos marca el paso de un lado a otro.
You Found Yourself While Losing Your Heart es quizá el tema más cañero. La temática es la misma que en el resto de canciones, pero aquí lo eléctrico y la percusión a base de batería retoma el control. La guitarra es símbolo de lo que una buena canción de pop rock debería ser, el bajo se va por el camino del folk junto a la batería, mientras que la voz parece más dura de lo normal en el LP.
La canción más curiosa es sin duda I Once Sat at Your Table, porque trata de dos minutos enteros solo instrumentales. Los chicos de Stone Temple Pilots nos preparan la despedida demostrando su domino con sus respectivas herramientas de profesión.
Al ser tan corto, te deja con ganas de más, pero por suerte no se van sin dejarnos Sunburst. La voz de Gutt crea armónicos y los rompe con medios tonos al instante, recordando al viejo Weiland. El juego de palabras en inglés con “rayos de sol” y “el sol estalló” mientras nos habla de esa persona que pasa fugazmente por tu vida, y las distorsionadas cuerdas de los distintos instrumentos nos llevan a un paraje manso, pero a la vez psicodélico. El disco acaba con una composición final casi de orquesta.
Tracklist
Comprueba por ti mismo, uno a uno, si hemos acertado o no:
Miembros
- Jeff Gutt, voz
- Dean DeLeo, guitarra acústica, guitarra eléctica
- Robert DeLeo, bajo, coros, teclado, marxófono, guitarra, voz (Years)
- Eric Kretz, batería, percusión
Conclusión
Stone Temple Pilots se decantan por una propuesta arriesgada para su público. A veces los cambios salen mal: valiente el que prefiera Chinese Democracy a Sweet Chil O’Mine, el happy punk de The Offspring dejó un mal sabor de boca, el Scream electropop de Chris Cornell no es precisamente su mejor álbum, y quién no recuerda aquel Creep de Radiohead o el This Love de Marron 5 antes de sus cambios.
En otro casos los cambios salvan a esas bandas y las llevan al éxito. El ejemplo de Depeche Mode, que cambiaron del comercial pop al rock electrónico; David Bowie comenzó su carera en el pop folk, y quién sabe qué habría sido del glam rock si Bowie hubiera seguido el camino del pop; hasta los mismos Beatles cambiaron más de estilo musical que de calcetines, y eso no evitó que tuvieran éxito tanto en el pop como en el rock psicodélico.
Me declaro fanático hasta la médula del grunge y el soft rock no se lleva bien con mis oídos, pero eso no me da derecho a negar el cambio. Pues todo lo que tiene historia, evoluciona, cambia, se mueve, y la música no se escapa de esta constante evolución. Si no fuera así, aún escucharíamos todos tocatas y fugas, el rock no habría nacido, ni el blues en el que este se arraiga. A veces, los cambios son a mejor, otras a peor, y los próximos años determinarán si este cambio que supone Perdida les llevará por el camino de un éxito mayor, o abocará en un gran fracaso. Pese a los gustos musicales, no podemos olvidar la destreza y la técnica que estos músicos ya han demostrado, llevando aún la antorcha del grunge, aunque solo sea en sus letras.
Escrito por Cosmin.
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