El pasado 15 de febrero tuvimos una «cita de San Valentín» en la madrileña sala Mon con Dry River. Era ya la tercera vez que tocaban en esta sala durante esta gira, en la que presentaban su fantástico Cuarto creciente. Hoy os cuento como fue esta romántica velada de rock progresivo en esta crónica de Dry River en Madrid.
Irresistibles
Sobre las ocho de la tarde, las puertas de la sala Mon se abrían para recibir a un gran número de amantes del rock progresivo. Una hora después, el carismático Fanfi nos anunciaba la llegada de, según sus palabras, el mejor grupo del universo: Dry River. Y así, Pedro Corral (batería), David Mascaró (bajo), Miquel Centelles (teclados), Guillermo Guerrero y Matías Orero (guitarras) fueron tomando posiciones en elescenario. Finalmente apareció Ángel Belinchón (voz) y todos juntos arrancaron con la potente «Culpable». Tras ella, retrocedimos en el tiempo para dar la única visita de la noche a El circo de la Tierra con «Pequeño animal», y volvieron a Cuarto creciente con «Segundo intento».
Después de esa fantástica interpretación, Ángel se dirigió al respetable para decirnos que tocar en esas fechas tan destacadas era arriesgado, pero que siempre confío en que, como buenos fans del rock progresivo, ninguno de sus seguidores tendría cita. Me ofendería si no fuera verdad. Tras este chascarrillo, viajaron atrás (¿o adelante?) en el tiempo hasta 2038 para interpretar «El camino», «Fundido a negro» (en la que Fanfi subió al escenario con una máscara de gas) y «Perder el norte», uno de mis temas predilectos que, como siempre, sonó espectacular. La siguiente en sonar fue «La libertad», que le dedicaron a Julio Castejón (Asfalto), que la cantó con ellos en su anterior visita y estaba entre el público.
Traspasando nuestra piel
La siguiente en sonar fue «La serpiente», en la que toda la sala alzó los puños mientras Fanfi, vestido de monje, sujetaba un libro en llamas. La primera colaboración de la noche llegó con «Capitán veneno», en la que contaron con la potente voz de Erik Cruz. La siguiente en sonar sería la divertida «Funeral», que terminó con un gran solo de guitarra de Juanjo Melero. La última invitada de la noche sería Anna Dobón, vocalista de Annacrusa. Aportó su voz en la infaltable «Me va a faltar el aire», en la que hizo unas preciosas harmonías con Ángel.
Tras unos minutos de descanso, la banda volvió al escenario para interpretar la que, en mi opinión, es su mejor canción: Peán. Interpretaron esta compleja épica con la maestría que les caracteriza, dejándonos a todos con la boca abierta. Acto seguido, Ángel se colgó su keytar y Fanfi salió al escenario listo para darnos una «Irresistible» clase de zumba con su ya icónica coreografía. El final llegaría con la clásica «Traspasa mi piel», dejándonos a todos emocionados y con ganas de más
¡Muchas gracias por leer! Si os ha gustado esta crónica de Dry River en Madrid, os recomiendo echarle un ojo a nuestras reseñas de los nuevos singles de Avalanch y Salduie, al tercer episodio de nuestro podcast Rock y otras drogas en Youtube y Ivoox y a nuestra entrevista en vídeo a Rulo.