Cuatro años han pasado ya desde el anterior disco de Lèpoka, y en este tiempo los castellonenses han sufrido grandes cambios: un nuevo miembro, nueva estética… Esto se refleja en un disco distinto de sus predecesores, pero con la esencia de los goliardos intacta. Vamos a ver cómo es con la reseña de Dios está borracho.
El hábito no hace al monje
Como decía, el grupo ha cambiado mucho en estos años. Haciendo un repaso en el tiempo, el primero de estos cambios fue la incorporación del que fuera violinista de Debler, Dani Fuentes, que ha encajado a la perfección con el sonido del grupo. El siguiente cambio fue estético, ya que sustituyeron sus icónicos trajes de goliardos por ropas más cómodas para el escenario. Finalmente, el cambio más reciente ha sido de sonido: en este disco se alejan un poco de las bases metaleras de los anteriores, acercándose más al punk e incluyendo influencias de reggae o ska, además de hacer temas cortos (ninguno llega a los cuatro minutos) y directos. Siendo sinceros, el cambio de estilo no me convenció al principio, ya que es un tipo de música que no disfruto mucho, pero con las escuchas y sobre todo tras verlos en directo he cambiado de opinión.
Así suena lo nuevo de Lèpoka
Un silbido nos da la bienvenida a la propia «Dios está borracho», una de las más continuistas con sus anteriores discos, aunque más punk. La letra es una reinterpretación de la paradoja de Epicuro al estilo Lèpoka: Para ellos, la existencia del mal no implica que Dios no exista, solo que lleva un par de copas de más. Siguen con «Brindo por verte», un bonito tributo al día de muertos y a nuestros hermanos mexicanos. Destacan su gran pre estribillo y la parte central, en la que interpretan la conocida «La llorona». Lèpoka nunca han ocultado su ideología política, y en este disco no iba a ser menos. La primera muestra de ello es «¿Dónde vas?», que con su ácida letra me recuerda a grupos como Ska-P. Volvemos a la fiesta con «Antes del amanecer», uno de los temas más folk y fiesteros. «A las calles» es una de mis canciones favoritas del disco, ya que es el tema más metalero, con riffs afilados y un buen par de solos de guitarra. En él reivindican la sanidad pública y su defensa contra los que quieren vendérsela al mejor postor.
Foto de Enrique Pratas del concierto de Lèpoka en Madrid en el que estuvimos recientemente.
A continuación llega «La nit és nostra», un tema fiestero que está enteramente en valenciano. En él unen fuerzas con Adrià Salas (La Pegatina) y Artur Martínez (La Fúmiga) para hacerle un bonito homenaje a su Castellón natal. Pero si hablamos de colaboraciones, no puedo evitar quedarme con la de Jose Andrëa en «Contando al andar». El que fuera vocalista de Mägo de Oz presta su voz a un tema que recuerda a los clásicos singles de su anterior banda, con un mensaje muy motivacional sobre la importancia de no rendirse. Seguimos con «Un año más», cuya emotiva letra y fantástico estribillo la convierten en una de mis favoritas. «El Dorado» nos habla de todas esas falsas ilusiones que nos da el sistema, en un tema que parece una mezcla entre Mägo de Oz y La Raíz. Terminamos con «La misma habitación», un precioso canto a la paz en forma de balada acústica.
Conclusión de la reseña de Dios está borracho
Aunque este «Dios está borracho» no me haya gustado tanto como sus dos anteriores trabajos, es un digno sucesor y una escucha muy recomendada para todos los amantes del género. Una buena mezcla de influencias y estilos y colaboraciones interesantes que se disfrutan escuchando. Y como he dicho antes, si tenéis la oportunidad de verlos en directo aprovechadla, porque son todavía mejores en concierto.
Espero que os haya gustado la reseña de Dios está borracho de Lèpoka. Os dejo contenido interesante relacionado: