En la publicación de hoy, os traemos la reseña de «Heimdal» de Enslaved, la veterana banda noruega de Black Metal progresivo.
Al César, lo que es del César
Estas fueron las palabras pronunciadas por Jesús que pasarían a formar parte del refranero popular para hacer alusión al reconocimiento de un mérito merecido. Y es que, nos guste más o menos la música de Enslaved, hay que destacar la calidad de la misma. Dentro de lo que podríamos considerar géneros populares, la banda siempre busca sorprender con algún elemento fuera de lo común, saliéndose de la conocida «radio fórmula» que es transversal a todos los géneros imperantes.
Heimdal es una creación plagada de detalles que la hacen muy interesante, sin renunciar en ningún caso a recursos del Black Metal más clásico, y dotada de gran personalidad. Escalas modales, desplazamientos rítmicos, texturas elaboradas y formas bien estructuradas. No puedo sino inclinarme ante la que es una obra de gran calidad, al margen de lo que el gusto personal pueda experimentar.
¿Qué estoy escuchando?
Heimdal comienza describiéndonos una escena nítida en Behind the Mirror: un barco vikingo anuncia su llegada a puerto soplando con fuerza un instrumento de viento. Los marineros regresan a casa (Heim en nórdico antiguo) haciendo retumbar los fiordos con el sonido de un cuerno (para los que no lo sepan, el dios Heimdal anunciaba la llegada del Ragnarök soplando un cuerno; el Gjallarhorn). Esta primera pista aglutina los elementos que van a integrar el resto de la obra, combinando voces limpias, guturales, sintetizadores…
El álbum continua con Congelia, que comienza con una sonoridad muy blackmetalera. Sin embargo, pronto empezarán a introducir elementos disonantes, para volver a meternos de lleno en una estética más onírica. La canción tiene un ritmo rápido y una textura más homogénea.
A continuación deberé detenerme un momento para hacer especial mención a la canción Forest Dweller. Esta es, en mi opinión, la más interesante del álbum. Con una sonoridad inicial totalmente modal, se intercalan partes luminosas (debido al uso del modo Lidio) con otras rabiosas, rápidas y muy crudas. En Kingdom, la banda nos vuelve a sorprender con un cambio de sonoridad y de «estilo». La batería emplea un ritmo que parece salida de alguna escena de persecución y es seguido de un solo de guitarra empleando la técnica «tapping».
El viaje llega a su fin
La segunda mitad del álbum nos ofrece una continuación y ampliación de la idea inicialmente planteada. Sonoridades electrónicas, desarrollos extensos que intercalan partes líricas con estallidos de metal. El disco culmina con la canción homónima, donde destacaremos las profundas voces empleadas y una atmósfera de delirio o paranoia. El final de Heimdal es victorioso y brillante; el marino perdido encuentra el camino de vuelta y evita la tormenta. El cuerno resuena de nuevo y los nubarrones se van alejando en la distancia.
Espero que hayáis disfrutado de la reseña de «Heimdal» de Enslaved y aquí os dejo otro contenido que pueda ser de vuestro interés:
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